Hace poco leí un artículo sobre la competividad que se genera en las aulas de nuestras escuelas.
Podemos plantearnos que la escuela es un reflejo de la sociedad en la que vivimos y, como tal, se valorará a aquel o aquella que pertenezca al grupo de los elegidos, al grupo que saca mejores notas, al grupo de los “más guapos y guapas”, al grupo que juega mejor al futbol, al grupo que usa la ropa “más guay”, etc, etc.
Resignarnos y aceptar que los que dicen que la mejor escuela es la que te enseña a enfrentarte con la sociedad en la que vivimos y, por tanto, dejar las cosas como están.
O podemos intentar que cambie, que la competividad deje paso a la cooperación.
Que la escuela sea reflejo de la sociedad que queremos y por tanto deberemos educar teniendo claro que valores consideramos fundamentales para que todos vivamos en una sociedad en la que todos y todas nos sintamos parte fundamental de ella.
Para ser parte fundamental de algo debemos de sentirnos necesarios, debemos hacer pues que todos los alumnos y alumnas puedan trasmitir sus cualidades a los demás, puedan ayudar a los demás.
El 2011 es el año del voluntariado en Europa, más del 20% de los europeos dedican parte de su tiempo a labores de voluntariado, una cifra considerable si la comparamos con la de hace unos años pero francamente mejorable.
El programa de la juventud en acción de la Unión Europea da la oportunidad a los jóvenes europeos de formar parte de actividades de voluntariado en los distintos países que la constituyen.
Podemos leer la experiencia de un voluntario español que en 1992 junto a compañeros de clase formaron parte de los Voluntarios Olímpicos de Barcelona 92.
Jóvenes que al dedicar su tiempo a los demás sienten que sus experiencias son positivas, al aprender a compartir su tiempo y sus capacidades con los demás consideran que no solo dan sino que reciben, reciben reconocimiento.
Son parte activa de la sociedad, se sienten capaces y, lo mejor, necesarios.
Hagamos de nuestras escuelas un lugar en que todos y todas seamos necesarios, cooperemos y no compitamos.
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